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En la actual edición de ‘La comunidad inconfesable’, Carlos López-Aguirre escribe un microensayo en el que recorre un camino importante sobre la figura de Roberto Bolaño y el mito que carga . Mito del que muchos hemos hablado (digo hemos porque en algún momento escribí cosas sobre Bolaño) y del que todos nos sentimos con derecho a tratarlo por esa confidencia que existe con el autor preferido.
Pero Carlos se va más allá. Hace un ejercicio de reflexión que obliga al lector a pensar sobre la obra de Bolaño. Acto desacralizador por excelencia. ¿Por qué no ejercer el derecho a la duda? ¿Por qué quedarnos con la buena nueva como única realidad? Se trata de ofrecer una mirada distinta que, si bien no transforma para nada la fascinación que se tiene sobre la obra de Bolaño (que me sigue encantando), te da la oportunidad de dudar de su omnipotencia. Un ejercicio necesario.
Escribe Carlos: «En vida no tuvo el reconocimiento del gran público. Ya fallecido, es una leyenda. Bolaño es, sin duda, un buen escritor. Pero es difícil considerar un mito a un autor tan repetitivo, con libros plagados de sueños, obsesiones e incluso estereotipos. Llega a ser aburrido. Fue, en gran medida, un cuentista que se aferró a ser novelista. Su mito nace a partir de motivos extraliterarios: una muerte prematura, un márketing agresivo, una obra aplaudida principalmente por los escritores, quienes se identifican con ella. Como si Bolaño hubiera planeado, desde siempre, convertirse en uno de sus personajes». El título de su microensayo es «Un mito llamado Roberto Bolaño».
Se acaba el ejercicio y empieza la meditación. Un dios que cae del Olimpo no deja de ser dios, se vuelve algo cercano y más poderoso. Bolaño y su historia puede aburrir (de hecho lo consigue conmigo en ciertos aspectos), pero su influencia y contundencia es prueba de que los resquicios y las derrotas son necesarias en todas las historias. Bolaño suele ser verborreico, claro, pero eso no le quita ningún peso, ¿o le quita? Los espacios de discusión ayudan, así que lean el resto de la revista, que este mes está muy buena.
Libros, autores y riesgos 
justo en estos días pensaba en bolaño porque muchas bibliotecas de parís lo tienen en las estanterías de las recomendaciones. lo he visto en las grandes, como en alguna más pequeñita underground. vi también que un grupo de teatro español ha hecho una versión de 2666 (cuyo extracto vi en internet y no me tocó nada, pero seguro llenó porq era sobre Bolaño). no creo que sea un mito solo por motivos extraliterarios, influye eso, sí (el artículo es bueno, provocador). igual yo siento que bolaño es absolutamente fuerte: palabra con espíritu. eso que creo que tienen muy pocos del boom latinoamericano actual y que ya son «estrellitas».
yo voy conociendo poco a poco a Bolaño y me conmueve. como siempre, los gustos son los gustos.