Semana de exámanes

Vuelves a ser el niño de pecho, iluso, casi esquizofrénico. No separas el exterior de ti, no tienes necesidad porque empiezas a tener miedo al ver la lista de bajezas y ruindades humanas en una sala general de un hospital. Te dicen que debes estar ahí, que s lo más rápido y quieres salir corriendo, desearle esa suerte a alguien más, pensando que alguien más tiene esa suerte y quizás por no tener condiciones económicas suficientes deb sufrir con su sufrimiento y con el que tiene a su alrededor. Cristianismo puro, dice el pensamiento invasivo.
¿Qué otra cosa queda? Lees ese gran libro mientras esperas. Mientras tratas de no pensar en nada, ni siquiera en el calor que hace que se te pegue la ropa al cuerpo, o en los problemas del trabajo cuando te mandan a corregir una y otra vez lo que ya está corregido hasta que vuelva a quedar con errores. Sí, aunque alguien lance lagrimas, lo que está bien no puede ser arreglado más… pero ay de quién lo entienda.

Hay alguien que le falta un pie, otra persona está envuelta en las sábanas, se sostiene sobre la cama, observa por la ventana sentado en una silla, silba algo, alguien le un santoral, Nobita está en la pantalla junto al gato cósmico, ¿podré ver el partido de Liga mañana? Me dicen que debo quedarme un día completo, que debn prepararme para un examen, que aquí es la única forma. Vuelvo a ser el bebé de siempre y miro a mamá. Me ve el rostro y sabe lo que voy a decir. Las pijamas son celeste, detesto ese color, dormir con extraños debe ser el acto más invasivo de todos, el menos convaleciente, el mal menor. La guerra a tu lado y los estragos del dolor.
Que José De la Cuadra transformó poco a poco su narrativa, que la política cagó a Enrique Gil Gilbert como el alcohol cagó a Rulfo. Que Barcelona está en la mierda y por más que le hayan inyectado 12 millones de dólares, nadie lo salva. Que el ecocardiograma dijo que mi corazón está bien. Que busco historias, que hay algo en medio de toda la depresión. «NO puedo estar aquí, voy a salir enfermo». No lo estoy, la molestia será mínima. Pero debo hacerme revisar las entrañas para saber qué hay de malo en mí.

La semana recién empieza y la espuma crece en tu boca…

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