Esteban Mayorga: “El que no se arriesga es un mueble”

Esteban pasó de “Un cuento violento” a “Vita frunis”. También ha viajado a España a hablar de narrativa joven, vive en Usa y sigue escribiendo. Hace poco le envié unas preguntas y él con su ingenio característico las respondió como se debe hacer: de inmediato. Aquí la consecuencia de esa entrevista:

imagen tomada de flickr.com

¿Cómo congenias la relación entre lo académico y la práctica de lo literario?

No veo mucho divorcio entre escribir crítica y ficción, lo primero en la mañana y lo segundo en la tarde, pero a lo mejor cuando sea «un académico» haya conflictos por eso de la ominosa presión por publicar que tienen las universidades. Yo lo congenio escribiendo la tesis un día y la ficción otro, cuando hay musa para lo uno o lo otro. Dije «un académico» aunque no sé en realidad qué es un verdadero académico. ¿Ejemplo de un buen académico? Wilfrido Corral.

 

En el lanzamiento de tu novela, tus padres especificaron que no entendían de dónde salió ese lado literario en ti, pues no lo veían como parte de la familia. Pregunto: ¿de dónde crees que salió?

No lo sé en realidad, yo no leía mucho ni de niño ni de adolescente aunque sí me acuerdo que mi hermano escribió un cuento sobre una niña que se cagaba en el colegio y yo lo leí y escribí otro cuento sobre una niña que tenía un lobo de mascota que quería comérsela a mordiscos (tendría yo siete u ocho años), entonces fue mi hermano el infame que me inculcó lo de la escritura (siempre tuvo más imaginación que yo). Te puedo decir que tuve siempre un hálito como de misticismo sobre la literatura y la escritura, algo medio tonto y cursi, pero a la vez muy fuerte sobre mí, que creo que fue lo que me impulsó.

 

¿Cómo surge la historia de Fruno? ¿Qué te motivó a darle vida y a generar a través de él toda una narrativa tan peculiar?

Surge de la lectura de novelas gringas sobre la clásica familia catastrófica estadounidense pero llevado todo al extremo medio reventado, parodiado, dinamitado. Se ha vuelto un topoi escribir sobre lo de la familia desastre y a mí me tiene medio harto, por lo cual quise matar dicho topoi. Escogí un adolescente porque pensé que permitiría narrar estupideces de diversa índole mucho más que un personaje intelectualoide, pero estaba equivocado porque cualquier personaje permite narrar sandeces si el ambiente esté bien establecido y hay habilidad (Cf. Coover, Aira). Lo de la narrativa peculiar es difícil de responder, digamos que quise escribir una novelita bien BESTIA pero que se dejara leer, de ser posible de una sola, por lo cual tuve que meter todo lo posible para embrujar al lector sin repulsión.

imagen tomada de editorialelconejo.com

 

Hay un proceso interesante de cambio y ‘avance’ entre tu libro de relatos «Un cuento violento» y «Vita Frunis». ¿Cuáles son las relaciones que estableces como autor entre tus dos libros publicados?

Qué bueno que digas avance porque mi libro de relatos es muy malo y esta novelita, digamos, es menos mala. Digamos que escribí el clásico primer librito de cuentos visceral y malo, y ahora una novelita “mejor”, pero en lo que se viene preferiría madurar. Debes tomar en cuenta que escribí la novelita hace dos años pero recién se publica (maldito Ministerio), por lo cual ahora mismo mi interés ha mutado, ya no me atrae tanto la estética de Vita Frunis (si me gusta la irreverencia). Te comento que me gustaría –aunque es imposible– que entre ninguno de mis libros haya relaciones y que fueran diferentes uno del otro lo más posible, porque la cosa es arriesgarse a hacer cosas difíciles y no usar fórmulas; el que no se arriesga es un mueble.

 

¿Ves a Ecuador desde afuera o estás pendiente de lo que sucede en el ambiente literario del país?

Intento estar pendiente de lo que ocurre, cuando voy o alguien viene encargo muchos libros, y también hago que la biblioteca de mi universidad los compre. Hay que saber lo que se está hollando ahora mismo (Ignacio Echevarría dixit) además de las lecturas de los clásicos; ¡sería torpe no saber qué pasa en la literatura de mi país ahora mismo! Me parece que hay poetas jóvenes muy maduros; en cuanto a narrativa hay buenos escritores pero en formación; lo que me llama la atención es la calidad de la poesía, que es muy buena en poetas tan jóvenes y esto no ocurre de igual manera en los narradores, con ciertas excepciones, ¿raro no? (entre paréntesis: la poesía es el verdadero laboratorio de la literatura, ya de por sí inicia con un riesgo mayor que la narrativa, ahí se ve quién es quién).


¿Por qué el humor es fundamental en tu obra? (es evidente para los que te conocemos que en «Vita Frunis» te acercaste a una manera de escribir mucho más íntima y cercana al Esteban epistolar, por ejemplo: un tipo cargado de sentido del humor).

Hasta ahora es fundamental porque me ha permitido salirme con la mía; es decir escribir brutalidades violentas e irracionales que se dejen leer con algo de naturalidad. La cosa es que el humor en lo mío es solamente uno de los componentes de lo lúdico que intento meter, no lo más importante. Hay por lo menos dos cosas que me interesan más: escribir con aparente desorden, que el lector piense que hay un desorden y que todo es una chapucería cuando en realidad esa prosa está calculada y dominada; y arremeter contra el modelo perfecto, sea el que sea, me encanta esto que dice Tabarovsky, me parece de lo más acertado: “Esta es mi idea de política literaria: allí donde hay un canon, hay que cargar contra él, cualquiera que sea el canon. No se trata de cambiar un paradigma por otro, sino de derribar la idea misma de paradigma1”. En lo que estoy intentando trabajar ahora me he hecho el compromiso de no hacer ni un solo chiste.

 

¿Qué has aprendido de la narrativa norteamericana?

¡Chusa! Qué difícil pregunta. Muchísimo. Pero te digo que en realidad no tengo bien clara la frontera política en cuanto a la literatura. Es decir que no me fío de la “literatura norteamericana”, lo de la etiqueta es medio engañoso, por lo cual te digo que he aprendido mucho pero no solo de la literatura norteamericana sino de lo que leo en inglés y que no quiero distinguir si viene de EEUU o de cualquier otra parte. Me parece más interesante no distinguir de donde viene tal o cual autor o libro porque así te centras en lo meramente literario de esa obra y no en los temas que supuestamente debería tratar. Por dar un nombre de una obra que me ha enseñado mucho, “Against the day” de Pynchon, que me dejó turulato, es brutal.

 

¿Por qué en «Vita Frunis» escoges hablar sobre un escritor que salvo por escasos momentos de literatura lo que hace es vivir el exceso (en esa onda bolañesca con los poetas)?

El exceso, si te fijas bien, no viene por las ansias de escribir del personaje sino por su familia infausta, por su amoralidad total que es de una tosquedad sin límites pero capaz de ciertas dulzuras a momentos. Es decir que el exceso no es porque Fruno quiera ser escritor sino por lo contextual de su vida y su procedencia. Escogí el exceso como una parodia más pero también porque quise medio reventar la diégesis y la verosimilitud (ahora pienso que me hubiera gustado más reventar el lenguaje como dice el ya mentado Tabarovsky). En Bolaño el poeta es un héroe épico como dice Rubén Arias Rueda (creo que él lo dice), y mi personaje de héroe tiene muy poco.

 

En «Vita Frunis» incluso llegas a dejar de lado la supuesta importancia de la obra. El cuento que escribe Fruno y que se convierte en una suerte de ‘redención’ no se puede leer. ¿De alguna manera crees que la obra o la grandilocuencia en ciertos autores puede convertirse en el lastre de la misma literatura?

El cuento no se puede leer porque se supone que es un cuento lo suficientemente bueno como para ganar un concurso «prestigioso», escrito por un adolescente demencial. ¡Imposible que yo pueda escribir un cuento así! Tu lectura, sin embargo, es muy buena y válida, pero me gustaría dejar claro que creo firmemente que el texto es lo único que importa y todo lo demás: la figura del escritor, cuántos libros vende, los concursos y premios (la mayoría arreglados), las invitaciones a charlas, las fotitos, etc, etc. no vale nada; hay que leer el texto e intentar obviar lo extra literario. No creo que haya lastres, el texto es lo que debe hablar por sí solo y por sí solo defenderse; un autor arrogante, fascista e imbécil puede ser extraordinario escritor, y viceversa. Pero algo que tampoco se puede soslayar es que la actitud del escritor condiciona la lectura de sus libros en la mente del lector, consciente o inconscientemente.

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1 En su libro de ensayos “Literatura de izquierda” (2004), páginas 28-30. Recomendadísimo.

3 comentarios en “Esteban Mayorga: “El que no se arriesga es un mueble”

  1. Por favor deseo conocer como puedo enviarle unas preguntas a Estaban Mayorga sobre esta obra también, debido a que, estoy realizando una investigación sobre esta obra

  2. Me ha gustado bastante esta entrevista. Lo vi a Mayorga hace poco en la Americas Society de Nueva York. Agradecería sí ustedes tienen un email para poder contactarlo. Muchas gracias.

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