Anticorreísmo congénito

Image and video hosting by TinyPic Rafael Correa y su madre, imagen tomada de farm4.static.flickr.com

La historia me la contó mi madre hace unos días y no he dejado de reírme cada vez que la pienso. Porque veo un antecedente tan discreto que, bueno, no puedo sino disfrutar de su gracia.

Resulta que mi madre estaba embarazada de mí, hace 30 años cuando ella, en calidad de estudiante universitaria de la Facultad de Odontología, en Guayaquil, había ido en compañía de algunas de sus amigas(os) a un Mi Comisariato (para los que no saben una cadena de supermercados en Ecuador) probablemente la primera de estas súper tiendas, ubicada en Brasil y Eloy Alfaro, en mi ciudad natal. Resulta que mi madre abrió su cartera en medio de los pasillos para contar el dinero, más que nada por el temor de no haber llevado la cantidad completa. Y ese gesto dio el pie a una anécdota que ella tenía grabada y que la circunstancia política ha traído de vuelta en medio de una conversación…

Una vez en la caja, habiendo pagado y guardado sus compras en las fundas, un guardia se le acercó y le pidió que abriera su cartera. «¿Por qué'» preguntó mi madre. «Es una orden de la supervisora», replicó el empleado, señalando a una mujer en uno de los extremos de del local. Norma Delgado, madre del actual presidente de Ecuador, era esa supervisora que exigía que mi madre dejara ver el contenido de su cartera. Desde luego, mi vieja se negó a hacerlo. Gritó, mi madre grita cuando se trata de pelear por algo (sospecho que es innato. Mi abuela dejó callado a Assad Bucaram en una reunión que hubo para hablar de problemas en el barrio de la niñez y adolescencia de mi mamá: La Chala). «¡Dile a esa vieja de mierda que si quiere revisarme la cartera, que venga y lo haga con sus manos!». «No señora, no se ponga así, yo estoy cumpliendo órdenes». «No me importa, ¡qué venga! ¡Qué venga! A lo mejor me juzga según su condición, ella ha de estar acostumbrada a llevarse las cosas». «No se enoje, señora». «¿Que no me enoje?». «Isabel, cálmate, piensa en tu hijo». «¡Qué venga y ella me revise! ¿Qué cree, que vengo a guardarme las cosas en la cartera?»…

Mi vieja la abrió y vació todo su contenido en el suelo. La gente había detenido sus actividades para ver a esta mujer joven y embarazada reclamarle a una supervisora que dudaba de sus prácticas morales. Todos se quedaron callados, miraban con curiosidad, un alfiler podía cortar el ambiente con el sonido cristalino de su caída. Las amigas(os) ayudaron a guardar sus cosas. Mi madre, conmigo a bordo, trató de recuperar la compostura y lapidó el momento con una frase: «Bueno, ahora me devuelven mi dinero porque no me voy a llevar ninguna pendejada». Norma Delgado, como supervisora, debió ir a la caja y autorizar la devolución del dinero. Mi madre la miró fijamente a los ojos, quería matarla. Ella estaba en silencio, inmersa en la acción que debía cumplir para acabar con la experiencia que se le había escapado de las manos. «No sé cómo será en su familia, pero en la mía me han enseñado a ser honrada», le dijo una furiosa Isabel (en este momento de la conversación con mamá no pude dejar de reírme).

Mi madre salió sin compras y con su dinero. La normalidad parecía volver al supermercado. Un empleado la detuvo en el exterior, había visto todo. «Bien hecho señora. ya era de que la pusieran en su lugar. Esa señora nos trata mal, nos hace revisar de los guardias todas las noches que cerramos, como si fuésemos ladrones y nos vive gritando, como si fuésemos tarados. Bien hecho»… Y mi madre se fue…

Y yo he reído muchísimo, muchísimo…

24 comentarios en “Anticorreísmo congénito

  1. jajajaja… de una madre neurótica y que trata mal hasta a las personas de fuera no se puede esperar unos hijos correctísimos ni de buena onda… Es congénito, vos mismo lo has dicho.

    Saludos!!!

  2. Fer, se nota que te estás juntando con mucho intelectual de por acá… jajajajaja. Y sí,, pueden ser políticas de la cadena… pero siempre hay formas, siempre…

  3. Mejor eso que juntarse con la chusma Kiko jaja …..
    Me junto con intelectuales de alla porque me gusta escuchar algo mas que Correa es malo por el mal vientre de su mami jeje

  4. Fer, te juro que después de escucharlos por acá, viviendo por acá… prefiero quedarme con la explicación mítica… Me han hecho recuperar la humildad del ignorante, sin duda… jajaja

  5. Estimado Eduardo, coincidencias como esa que cuentas dan origen a las novelas más divertidas… La política, que es seria, solemne y torva, se alumbra con historias como ésta de tu anti correismo congénito.

    1. Sr. Paez:
      … Y desde cuando, la política, por lo menos la ecuatoriana, ha sido «seria»???… Y solemne??!!… Que ridiculez!!!…
      Hablando seriamente, los políticos y empleados de gobierno, robaran en serio, si que muy en serio….!!!

  6. yo una vez me topé a Daddy Yankee entrando a un hotel de Gye cuando no era famoso, lo confundí con un compañero del colegio, ¿casi que es lo mismo no?…

    fuera de broma (fue un hecho real lo de DY): lo de tu mamá como anécdota funciona en pos de la risa, señoras como la hoy madre del presidente abundaban a finales de los setentas/inicios de los ochentas (e incluso hoy) así que diría que va más por el lado cultural de la época, ¿cómo habrá criado a sus hijos esta señora, ¿era así únicamente en el entorno laboral?, ¿cuántos años tenían Rafael y Fabricio en ese preciso momento, y Pierina?, ¿llevan esa cara-de-supervisora-de-comisariato-cabreada grabada en su retinas?, apuesto que dentro de 20 años incluirán esto en la biografía no autorizada de Correa y lo usarán para justificar cualquier cosa.

    Si algún día entrevistas al presidente, por favor cuéntale la anécdota.

  7. No voy a opinar ni a juzgar ni a la señora Delgado ni a su hijo, bastante carga tienen ya. Pero si voy a decir: Tu mamá es lo máximo!!!

  8. Hay algo que no entiendo. A mi me enseño mi padre que el que nada debe nada teme.
    ¿Porque si ahora en cualquier autoservicio me suena una alarma a la salida de estos me debo de ofender?
    Me gustaría saber si el pedido se hizo con violencia, si fue insultada, si fue forzada.
    ¿ Sera que nuestra forma de vestir, nuestro aspecto, nuestra raza o nuestra nacionalidad sean razones suficientes para acusarnos o absolvernos?
    Leo la anécdota y no dudo de la honradez de vuestra madre, pero también veo que quien grito y agredió fue ella. Porque alterarse con el guardia de seguridad ¿Porque es un guardia?, ¿Porque pensó que era una persona que no estaba a su nivel y por lo tanto no podía pedirle eso?, no hubiera sido mas culto acercarse a la supervisora, demostrar que estaba equivocada y exigirle de manera cordial una excusa. Si mediante esta anécdota llegamos a pensar que las acciones y modos son congénitos, también podríamos concluir que estáis emparentado con Jaime Nebot, el cual a punta de periodicaso limpio, dado a un juez, creyó haberse hecho respetar y logrado que la justicia se incline a su favor. Si la anécdota se hubiese dado en EE.UU. o Europa os aseguro que el final hubiera sido muy distinto.

    1. En este caso no sonó la alarma, sino que fue sospecha a la persona directamente, y la indignación me supongo fue porque es ofensivo que duden de uno sin ninguna justificación

  9. Un aplauso para la tia, no porque haya sido un reclamo hacia la señora madre del presidente sino porque supo hacerse respetar ante el prejuicio y la actitud despota de la supervisora del supermercado.

    PD: Tu o tu mama pueden demandar a la doña por afectacion fetal, un precedente en la historia legal de la revolucion ciudadana. Es una idea.

  10. Deberias mandar esta hisotria a todos los periodicos del pais para que sepan y por lo menos tenga la getnte una explicacion de por que rafael es como es! Buena la anecdota de tu mama! mandale un besote d emi parte, por favor! 🙂

Deja un comentario