Novedad

Palabra que surge como enfrentamiento y perspectiva necesaria cuando se trata de definir qué es eso que está llegando y que no podemos procesar del todo. Toda novedad se vuelve con el tiempo en algo añejo y obsoleto, que no vale la pena precisar como algo valioso. No existe una relación directa entre el valor literario con la idea de novedad, desde luego. Quizás responda a otras perspectivas que no se pueden definir de manera precisa. Sin embargo hay algo cierto: aquello entronizado como el canon busca enfrentarse a lo que es nuevo y que huye de él.

El jueves pasado, para aquellos que se lo perdieron, tuvimos la primera transmisión de ‘El círculo imperfecto’, un segmento de cultura en el programa «El poder de uno» de Douglas Paredes, en Radio La Luna. El invitado fue Juan Secaira y parte fundamental de la conversación se dirigió a hablar de esa creación del canon y cómo enfrentarse a algo que muchas veces no corresponde a lo literario. Incluso valdría preguntarse ¿por qué ese canon se termino transformando en un paréntesis literario de Ecuador en Latinoamerica? Cada vez estoy convencido de que mucho de ese canon (y entre esos aquello que lo siguen y se convierten en aprendices de magos) está más esperanzado en recetas y en planteamientos extraliterarios que el mismo enfrentamiento con la obra y eso ha determinado mucho de las tonterías que nos ha tocado vivir en ese ámbito.

Douglas Paredes, Juan Secaira y yo en la cabina de radio La Luna, imagen tomada de facebook.com

Fue con Juan que precisamos cómo es necesaria una perspectiva anti-canon y que al mismo tiempo tenga un carácter algo anarquista para no desesperarse por enfrentar a una mirada que por sí sola cae en la ridiculez. No deja de ser mi apreciación, desde luego (sospecho que ni Juan, ni Bolívar Lucio, Juan Pablo Mogrovejo y Jorge Luis Cáceres lo dirían así, aunque estarían de acuerdo con la idea) y con eso quiero decir que la mirada de nuevos, de novedad, que no le debe nada a nadie gracias a la actitud anterior que llegó a aniquilar cualquier opción de diálogo, se establece como un punto de arranque en media competencia, sin deseo de nada más que enfrentarse a lo literario.

Una gran ventaja de por medio.

Concebir que la imagen de escritor maldito es necesaria, así como la del escritor sufriente, responde a una forma de ver a la práctica literaria como una pasarela de egos desorientados (exhibir el consumo de cocaína como camino a la gloria de la creación en tan tonto como servir de dealer de escritores y creerte uno de ellos). Los demonios si se manifiestan más en las actitudes adquieren una validez ridícula en la obra. La obra debe defenderse por sí sola, no por el deseo morboso de encontrar una relación entre lo escrito con al autor. Poe sería un borracho más, pero de no ser porque fue Poe sería un tonto más… Beber como él no te hará genial como él… De esa manera, celebro encontrar ‘colegas’ que escapan a cualquier deseo de verse involucrados en un entramado que se jacta de tener calidad, cuando adolece no sólo de ella, sino de todo. La novedad está en ver a la literatura como el campo de la batalla, no como el resultado de la batalla entre bandos o maneras de afirmar lo que debe ser la literatura: un vehículo de algo ligado a la propaganda.

imagen tomada de revistaenie.clarin.com

Por eso es que al leer la nota de la Revista Ñ, titulada «La eterna discusión sobre lo nuevo«, reparo en las numerosas ideas (entre celebraciones y advertencias) de lo que lo nuevo, o los nuevos autores, puede establecer: «Los escritores jóvenes parecen irse en buenos términos de la casa de sus mayores. Quieren una relación «más sana» con la tradición, dice Romero: «No hay que matar a nadie. No hay que erigir a nadie como una autoridad». Los blogs son su espacio de construcción como escritores. «Los jóvenes están muy atentos a lo que producen sus pares, al intercambio de pareceres sobre libros –opina Lardone–. La apropiación dinámica de las modernas tecnologías pone en juego vetas creativas que de otro modo permanecerían en la intimidad. Si bien la velocidad de vuelapluma a la que corren los textos puede conspirar contra el cuidado en la escritura, también es cierto que, como decía Cortázar, a escribir se aprende escribiendo» (…) Coelho cuestiona las estrategias de autopromoción: «Lo ideal es que un escritor construya su figura por decantación, a través de la vida, como un apéndice de su obra y de sus posiciones, y no se anticipe por ansiedad». La lucha por la visibilidad puede ser un fenómeno de época, «pero porque las nuevas tecnologías, la chismografía de blogs, han puesto al alcance la posibilidad de satisfacer y retroalimentar esa misma ansiedad». Tal vez haya que volver a la intimidad…».

Si bien el espacio es otro y permite la aparición de otras problemáticas, sospecho que se trata de tener los ojos bien abiertos. Lo bueno de este momento es que al menos estamos leyendo con menos indisposiciones y eso es ya un avance… No hay necesidad de matar a lo anterior, sino de mirar más allá.