La literatura oficial

¿Todo libro es mercancía de identidad grupal o colectiva? Dios quiera que no, aunque se puede ver así… es más, se lo ve así en muchos estamentos de poder (cuando todo se convierte en elemento de construcción de una idea de país). ¿Es un pecado que un libro aparezca con el logo del Ministerio de Cultura? Desde luego que no, una publicación con un auspicio oficial, si parte de una libertad artística, no puede ser negada, sino reconocida como una apuesta lógica a la cultura. Claro, tienen que existir elementos afines y al menos una perspectiva que le permita participar al autor que discrepe a rajatabla con el Régimen que ejecuta esas políticas culturales.

Es un acto de consecuencia. El arte no puede ser vehículo de nada más que de la expresión de un ser en particular. El uso externo de eso cae en problemas bien graves, por más que el orgullo nacional entre en juego o una idea similar sea parte del proyecto de un país.

«Vive tus libros, vive la patria» era el término con el que se promocionaba una campaña de libros ecuatorianos que se podían adquirir con la compra del diario El Telégrafo (creo que ya debió acabarse, no estoy seguro). La expresión tiene un aire terrible, porque si bien no soy partícipe del ‘arte por el arte’, creo que una utilidad política o doctrinal (como esa expresión explica por sí sola) puede acabar desnaturalizando las múltiples vías que tiene la literatura para concebir al mundo, redefinirlo o buscarle una explicación.

El que escribe lo hace para desencantarse de manera definitiva del mundo, abrirlo en dos y transformarlo en algo que sea más o menos interesante. No debe contentarse con la realidad. Ese carácter subversivo hace que la distancia entre poder y libros deba, por necesidad, ser inmensa, inconmensurable No existe libertad artística al estar cerca del poder. La historia se ha cansado de demostrarlo. Lo que sí existe es el distanciamiento histórico que lo suele dar el tiempo y revaloriza aquello pegado al poder… pero esa es otra idea.

imagen tomada de tribuerrante.blogspot.com

¿Por qué hablo de esto? Por la publicación en España de una colección de literatura ecuatoriana en la editorial Alfaguara. Cinco tomos (10 novelas, y dos antologías de cuento y poesía) auspiciados por el Ministerio de Cultura del Ecuador. Un proyecto notable por donde se lo vea, pero reprochable desde la perspectiva oportunista que se le puede dar al tema y que, lastimosamente, se le ha dado. Escribe Leonardo Valencia en su artículo titulado «La literatura oficial y los escritores», publicado en diario El Universo el pasado 12 de mayo: «… Algo muy distinto ocurre con la edición española por las declaraciones del Ministro de Cultura, difundidas por la prensa internacional. Según éstas, las obras de los escritores ecuatorianos son desconocidas en España; que «por 30 años, Ecuador vivió en la sombra, invisible» y que ahora, gracias a que el Gobierno financia esta edición, recién se dará a conocer nuestra literatura luego de la «larga noche neolibereal». Supongo que Vásconez se habrá armado de paciencia, porque precisamente él ha sido uno de los tantos escritores ecuatorianos que han sido editados en España, sin becas ni subvenciones». El Vásconez que se hace referencia en la cita es Javier Vásconez, el responsable de estas publicaciones, que tal como dice Leonardo al inico del artículo, es un acontecimiento importante para la literatura ecuatoriana de este tiempo.
Pero más allá del hecho, siempre es importante reflexionar sobre esas cosas. Y algo ha empezado a dar vueltas, aunque de manera tibia. Gabriela Pólit, 10 días después en el diario Hoy, escribe: «En días pasados, Leonardo Valencia (El Universo mayo/12) aseguró que el actual Ministro de Cultura aprovechó el lanzamiento de las antologías de la literatura ecuatoriana para hacer propaganda política (…) El lanzamiento, además, no habría podido tener mejor audiencia. Fue sorprendente la ansiedad con la que jóvenes ecuatorianos que han vivido su niñez y adolescencia en Madrid expresaron la necesidad de vincularse con el Ecuador. Fue conmovedora su honesta curiosidad. Para ellos, esta antología tiene una especial relevancia«. El artículo llevaba el título «El ciclo vital de los libros». Extrañamente Pólit comenta lo que Leonardo escribió sobre el Ministro, pero nunca lo desarrolla en el texto. Lo que trata de hacer es, tangencialmente, reconocer una categoría de acierto, pero de manera cauta. Termina ella con mucha precisión: «No celebremos las antologías sin leerlas, dialoguemos con las lecturas que sus autores proponen. Los libros deben cumplir su ciclo vital con lecturas iluminadoras. No es suficiente su publicación y el aval del sello editorial español. Las antologías necesitan de lecturas que reconozcan su aporte en la discusión local, y en esa ávida población en España».

En esa dinámica, entonces, queda de golpe planteado todo un panorama. Es obvio que para el poder, especialmente al que hay en el Ecuador actual, toda labor que se haga bajo su administración es motivo de buen trabajo y evidencia de que las cosas hoy, extrañamente, son mejores que nunca (el Ecuador de hoy es el país de la novedad, todo se hace por primera vez, ¿no?). Una colección de libros no podría ser vista de otra manera (además la inversión debe ser elevada), así que estas cosas pasan. Incluso muchas personas supondrían que los escritores que aparecen en la publicación son afines a la línea que el Gobierno maneja (algo que en el caso de Leonardo Valencia entra en duda. Él ha sido uno de los escritores más atentos a las expresiones del Gobierno y no ha temido escribir en su columna en el diario sobre aquello que no considera correcto, y su novela «El Desterrado» forma parte de la colección). Otros llegarían a pensar que en el caso de las novelas, éstas son las más representativas del Ecuador del siglo XX (cuando hay un problema en estas publicaciones y se debe a que Vásconez, en el apartado a ese género, no incluye ningún estudio crítico o análisis, según lo que he visto en las notas de prensa). Y otros llegarían a creer que en serio esto es un hito, una novedad… aunque sospecho que ese porcentaje será muy reducido.

imagen tomada de tribuerrante.blogspot.com

Soy un fiel creyente en que por más que en una colección se coloque algo así como “Esta colección se publica durante el Gobierno del Presidente Rafael Correa”, el lector será más inteligente que eso. El poder no puede ser tan inconsciente al creer que todo puede ser alterado y manejado a su antojo,sobre todo en un mundo donde las comunicaciones se escapan de todas las manos posibles. En una colección con esa leyenda yo leo que un Gobierno quiere aparecer como adalid de algo que no les compete. Tan, tan. Lo que sí es justo es reclamar que esa intención se siga manteniendo, cuando una verdadera labor cultural significa eso: labor, no discurso; labor, no propaganda; labor y no un rédito político. Por eso, hay que leer esa colección y dejar que el tiempo le dé el valor que le corresponde. Nada más. Y reclamar, quejarse, para que la política o el oportunismo se vaya reduciendo.

16 comentarios en “La literatura oficial

  1. Es un punto importante el que Valencia resalta. Y es simple de confirmar también, como bien dices, Eduardo. Basta visitar la página

    http://www.conmemoracionescivicas.gov.ec/es/publicaciones/

    Los libros electrónicos, que tienen también sus contrapartes en papel, que fueron publicados antes de la ascensión de Correa no llevan anotado bajo qué presidente fueron publicados. Pero desde que Correa subió al poder, otro es el cuento.

    En cada página de derechos se lee, encabezando, lo siguiente:

    "Gobierno del Ec. Rafael Correa Delgado" o bien "Rafael Correa,Presidente Constitucional del Ecuador".

    Así consta por ejemplo en el libro de Raquel Rodas sobre Tránsito Amaguaña, o en el de Raúl Serrano sobre Alfredo Pareja.

    Compárese ello con la absoluta ausencia de nombres de presidentes en los libros anteriores, como la compilación de textos sobre Vargas Torres, publicada en 1987, Horno de José de la Cuadra, publicado en 2003, o el Teatro de Jorge Icaza, publicado en 2006.

    Como en todo lo que está pasando en el Ecuador, hay una pasión de Correa por hacer política incluso en los libros. Por involucrar su nombre – el de aspirante a Gran Hermano – en toda acción del gobierno. Una vergüenza.

  2. Es un punto importante el que Valencia resalta. Y es simple de confirmar también, como bien dices, Eduardo. Basta visitar la página

    http://www.conmemoracionescivicas.gov.ec/es/publicaciones/

    Los libros electrónicos, que tienen también sus contrapartes en papel, que fueron publicados antes de la ascensión de Correa no llevan anotado bajo qué presidente fueron publicados. Pero desde que Correa subió al poder, otro es el cuento.

    En cada página de derechos se lee, encabezando, lo siguiente:

    "Gobierno del Ec. Rafael Correa Delgado" o bien "Rafael Correa,Presidente Constitucional del Ecuador".

    Así consta por ejemplo en el libro de Raquel Rodas sobre Tránsito Amaguaña, o en el de Raúl Serrano sobre Alfredo Pareja.

    Compárese ello con la absoluta ausencia de nombres de presidentes en los libros anteriores, como la compilación de textos sobre Vargas Torres, publicada en 1987, Horno de José de la Cuadra, publicado en 2003, o el Teatro de Jorge Icaza, publicado en 2006.

    Como en todo lo que está pasando en el Ecuador, hay una pasión de Correa por hacer política incluso en los libros. Por involucrar su nombre – el de aspirante a Gran Hermano – en toda acción del gobierno. Una vergüenza.

  3. Me puedo relacionar con esos chicos de Madrid, aca desde la yoni, desde que era pequenio, tal vez la unica forma de acercarme a Ecuador o incluso a Guayaquil era por libros como "Entre Marx y una Mujer Desnuda" de Adoum o "La Muerte de Tyrone Power en el Monumental de Barcelona" de Miguel Donoso Pareja.

    La literatura como realidad mas cercana al pais de uno es posible.

  4. Me puedo relacionar con esos chicos de Madrid, aca desde la yoni, desde que era pequenio, tal vez la unica forma de acercarme a Ecuador o incluso a Guayaquil era por libros como "Entre Marx y una Mujer Desnuda" de Adoum o "La Muerte de Tyrone Power en el Monumental de Barcelona" de Miguel Donoso Pareja.

    La literatura como realidad mas cercana al pais de uno es posible.

  5. Anónimo, es una pena que estas cosas sucedan. Sin embargo, al mismo tiempo asumo que la lectura de estas intenciones no pasarán de ser eso, intenciones de politizar hasta las sopas (recuerdo ahora la leche "Abdalact", por ejemplo). No creo que vaya a pasar a mayores, la gemte que lee tampoco es tonta… y ante eso no hay revolución que pueda, especialmente en esta época.

  6. Anónimo, es una pena que estas cosas sucedan. Sin embargo, al mismo tiempo asumo que la lectura de estas intenciones no pasarán de ser eso, intenciones de politizar hasta las sopas (recuerdo ahora la leche "Abdalact", por ejemplo). No creo que vaya a pasar a mayores, la gemte que lee tampoco es tonta… y ante eso no hay revolución que pueda, especialmente en esta época.

  7. Emilio, gracias por escribir.

    Es fácilmente comprensible lo que señalas, aunque siempre he pensado que ese es un fenómeno "postliterario", nada más. Es decir, lo que viene con la lectura, más no con la intención primaria del escritor. "Entre Marx…" y "Tyrone Power…" son buenos ejemplos de aquello… Recuerdo esas lecturas de niño de obras que me emocionaban porque hablaban de sitios en los que había estado o conocía… pues nada me ha quedado de sas obras, absolutamente nada.

    Hay otros factores de por medio.

    Pero tal como lo señalas tú y Gabriela Pólit, ese fenómeno es parte del proceso de la lectura. A la distancia todo se convierte en referencia y hay que aprovechar eso como lector… mas no como Poder… eso ya raya en algo que se puede catalogar desde nefasto en adelante.

    Por cierto, cambiando de tema, te debo mis impresiones de unos cuentos. Los he leído, los he disfrutado, pero he olvidado enviarte alguna frase. APenas regrese a Quito (ahora estoy en Guayaquil) te enviaré un mail con las impresiones, sin problema.

    Disculpas por eso.

    Saludos,

    Eduardo

  8. Emilio, gracias por escribir.

    Es fácilmente comprensible lo que señalas, aunque siempre he pensado que ese es un fenómeno "postliterario", nada más. Es decir, lo que viene con la lectura, más no con la intención primaria del escritor. "Entre Marx…" y "Tyrone Power…" son buenos ejemplos de aquello… Recuerdo esas lecturas de niño de obras que me emocionaban porque hablaban de sitios en los que había estado o conocía… pues nada me ha quedado de sas obras, absolutamente nada.

    Hay otros factores de por medio.

    Pero tal como lo señalas tú y Gabriela Pólit, ese fenómeno es parte del proceso de la lectura. A la distancia todo se convierte en referencia y hay que aprovechar eso como lector… mas no como Poder… eso ya raya en algo que se puede catalogar desde nefasto en adelante.

    Por cierto, cambiando de tema, te debo mis impresiones de unos cuentos. Los he leído, los he disfrutado, pero he olvidado enviarte alguna frase. APenas regrese a Quito (ahora estoy en Guayaquil) te enviaré un mail con las impresiones, sin problema.

    Disculpas por eso.

    Saludos,

    Eduardo

  9. A mí me gustaría leer el criterio de algún otro antologador que no sea Javier Vásconez. Me parece que es la segunda vez (que yo sé, tiene que haber muchas más) que hace la misma labor. Para el Municipio de Guayaquil ( ¿qué fue de la segunda tanda de esa colección? ¿llegaron a salir los títulos?) y ahora para esta colección en España. Leo muchos referentes tradicionales pero pocas cosas nuevas. Cuidado sólo nos vayamos a quedar en el "Rincón de los justos". Creo que lo más reciente es " El desterrado" de Valencia. Creo que se les escapó " Cumandá" y " A la costa" por alguna extraña razón.

  10. A mí me gustaría leer el criterio de algún otro antologador que no sea Javier Vásconez. Me parece que es la segunda vez (que yo sé, tiene que haber muchas más) que hace la misma labor. Para el Municipio de Guayaquil ( ¿qué fue de la segunda tanda de esa colección? ¿llegaron a salir los títulos?) y ahora para esta colección en España. Leo muchos referentes tradicionales pero pocas cosas nuevas. Cuidado sólo nos vayamos a quedar en el "Rincón de los justos". Creo que lo más reciente es " El desterrado" de Valencia. Creo que se les escapó " Cumandá" y " A la costa" por alguna extraña razón.

  11. Sí hay libros más recientes en esa selección. Sara y el dragón, de Rocío Madriñán, y Vientos de agosto, de Carlos Arcos Cabrera, son de 2003 y Crónica del breve reino, de Santiago Páez, de 2006.

  12. Sí hay libros más recientes en esa selección. Sara y el dragón, de Rocío Madriñán, y Vientos de agosto, de Carlos Arcos Cabrera, son de 2003 y Crónica del breve reino, de Santiago Páez, de 2006.

  13. "Yo he hecho lo que tenía que hacer. Además no pretendo gustarle a todo el mundo. Al que no le guste que no me lea. No hago cuestión de amistad por eso".

    Ernesto Sabato. (A los 80)

    Hola Eduardo, lo deje porque me parecio apropiado. Quizas seria de ponerlo en todos los blogs.

  14. "Yo he hecho lo que tenía que hacer. Además no pretendo gustarle a todo el mundo. Al que no le guste que no me lea. No hago cuestión de amistad por eso".

    Ernesto Sabato. (A los 80)

    Hola Eduardo, lo deje porque me parecio apropiado. Quizas seria de ponerlo en todos los blogs.

  15. Mmm como vos sabes yo soy ante todo un animal político, y definitivamente no hay tal cosa como el arte por el arte, porque si es así, no sé, sería un preciosismo decorativo, artesanal…
    No hay acto humano que no esté cargado de ideología por más "apolítico" que uno se considere. Desde un punto de vista de ciencia política, es necesario que los gobiernos impriman sus sellos en las cosas que hacen, y definitivamente el lector es lo suficientemente inteligente como para saber que si un libro dice "se terminó de imprimir durante el rectorado del Dr. Pérez" no quiere decir que el libro refleje lo que piensa (o apoya) el doctor Pérez.
    No soy crítica, definitivamente de los procesos que tiendan a difundir la cultura y no creo que la política desnaturalice al arte, sencillamente esta implícita en todo.

  16. Mmm como vos sabes yo soy ante todo un animal político, y definitivamente no hay tal cosa como el arte por el arte, porque si es así, no sé, sería un preciosismo decorativo, artesanal…
    No hay acto humano que no esté cargado de ideología por más "apolítico" que uno se considere. Desde un punto de vista de ciencia política, es necesario que los gobiernos impriman sus sellos en las cosas que hacen, y definitivamente el lector es lo suficientemente inteligente como para saber que si un libro dice "se terminó de imprimir durante el rectorado del Dr. Pérez" no quiere decir que el libro refleje lo que piensa (o apoya) el doctor Pérez.
    No soy crítica, definitivamente de los procesos que tiendan a difundir la cultura y no creo que la política desnaturalice al arte, sencillamente esta implícita en todo.

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