Esos pequeños actos de censura

imagen tomada de italy.indymedia.org

Si te pones a pensar mucho en el tema te llega una ide alo que puede ser la censura. Igual, uno empieza a desarrollar ideas y a creer, firmemente, que nada deberían estar prohibido. El prejuicio está ahí: todo ser tiene derecho a expresarse y nadie debe impedir esa expresión. En el peor de los casos, si no estoy de acuerdo, o dejo de ver, oír o presenciar aquella expresión o demando a quien se expresa por alguna de las opciones legales que existan.

Hay derechos para todos…

El punto es que la tan cacareada libertad de expresión casi nunca viene acompañada de una reflexión sobre la responsabilidad que hay que tener en decir lo que se dice. «Words are very unnecesary/ they can only do harm», dicen los Depeche Mode.

Una expresión libre es siempre un problema para un Régimen, totalitario o casi totalitario. El caso de la Universidad Católica y la separación de una pintura que mostraba a un vigilante de tránsito como un buitre, debido a la presión de la principal cabeza de la Comisión de Tránsito del Guayas, es un gran ejemplo. Desde hace meses, las autoridades de la Comisión han llevado adelante una campaña para cambiar la percepción de la gente sobre el trabajo de sus agentes (ligados con el buitre y la corrupción desde hace mucho tiempo) y ver un cuadro así, de seguro que significó un golpe a esa campaña.

Con esto no justifico la acción, sinjo que trato de reflexionar sobre las razones para los actos de estupidez.

La Universidad cedió y listo. Eso es lo que ha pasado. Ahora, también se ha hablado muchas veces de que la Universidad Católica de Guayaquil ha prohibido varios cuadros en las muestras que expone y sobre eso, al menos, se me ocurre que con el término «museografía» (o similares), las galerías tienen para sí el derecho de terminar lo que muestran.

Entonces, ¿qué es censura? En el reportaje «El hombre que cae», de Tom Junod (publicado en español en la revista Etiqueta negra) se cuenta lo siguiente, con relación a una foto que mostraba a una de las personas que se lanzó de una de las torres gemelas, el día de los ataques y la muestra que generó: «Eric Fischl no se largó. Tampoco se dio la vuelta ni desvió sus ojos hacia otro lado. Un año antes del 11 de setiembre había tomado fotografías de una modelo haciéndola rodar por el suelo en un estudio. Pensaba utilizar las imágenes como base para una escultura. Luego había perdido a un amigo que quedó atrapado en el piso 106 de la Torre Norte. Y ahora, mientras trabajaba en su escultura, buscaba la manera de expresar los puntos extremos de sus sentimientos con un monumento a lo que él llama «los puntos extremos de elección» que tuvieron que afrontar las personas que saltaron. Trabajó nueve meses en una escultura de bronce más-grande-que-la-vida a la que llamó Tumbling Woman, y al transformar a una mujer rodando por el piso en una mujer que rueda a través de la eternidad, logró transfigurar el horror local de los saltadores en algo universal. Logró redimir una imagen considerada irredimible. Es posible que Tumbling Woman haya sido la imagen redentora del 11/9. Sin embargo, no sólo generó resistencia, sino que fue rechazada. El día en que se exhibió en el Rockefeller Center de Nueva York, Andrea Peyser, del New York Post, la denunció en una columna titulada «Vergonzoso ataque del arte», en la que argüía que Fischl no tenía ningún derecho a sorprender a los neoyorquinos con la destilación de sus tristezas. Argumentaba, en esencia, el derecho a mirar hacia otro lado. Ya que fue basada en una modelo que rodaba por el suelo, la estatua fue tratada como una evocación del impacto, un retrato de violencia literal más que figurativa. «Estaba intentando decir algo sobre lo que todos sentimos», explica Fischl, «pero la gente pensó que yo buscaba quitarles algo que sólo ellos poseían. La gente pensó que yo estaba intentando decir algo sobre las personas que sólo ellos han perdido». Esa imagen no es mi padre. Usted ni siquiera conoce a mi padre. ¿Cómo se atreve a tratar de decirme lo que siento por mi padre? Fischl tuvo que pedir disculpas. «Sentí vergüenza de haber contribuido a intensificar el dolor de alguien». Pero nada importó. Jerry Speyer, un miembro del directorio del Museo de Arte Moderno que dirige el Rockefeller Center, puso fin a la exposición de Tumbling Woman después de una semana. «Le rogué que no lo hiciera», cuenta Fischl. «Yo pensaba que si podíamos mantener la exhibición, emergerían otras voces y saldríamos airosos. Él me dijo: “No lo entiendes. Estoy recibiendo amenazas de bombas”. Le respondí: “La gente que ha perdido a sus seres queridos por el terrorismo no va a bombardear a nadie”. Pero él replicó: “No puedo correr el riesgo”». Y ahí quedó todo».

imagen tomada de etiquetanegra.com.pe

En ningún momento el artista hace una reflexión sobre la censura, quizás sea un asunto mucho más complejo que quitar una obra o evitar que la gente la vea. El artista, como cualquier mortal, debe estar consciente de que sus expresiones pueden y deben ser molestosas (y no porque esa sea la única manera de hacer las cosas), sino porque el arte y la libertad de decir las cosas que se deden decir son decididamente opciones basadas en lo subversivo. En mirar y poner las cosas patas arriba. Y no me refiero al status quo, sino a lo más sencillo incluso. Entonces, repito, ¿qué es la censura?

Simplemente el extremo del barbarismo, tomando en cuenta que el ser humano es bárbaro y necesita la prohibición para aprender a vivir en el mundo («No metas los dedos en el tomacorriente», y luego el golpe en la mano o en la cabeza). Las normas son eso, requisitos para vivir en sociedad, impedimentos porque no todo puede ser expresado en sociedad. Los deseso deben ser sometidos a la razón, de otra manera estaríamos contrariadno algo y deberemos aceptar las consecuencias de eso. Por esa razón es que veo en la censura algo negativo, pero no poer ser censura, sino por ser el extremo de una realidad humana, cuando el ser humano no resiste los extremos en su totalidad.

Lo seguro es que hay que reclamar y criticar cualquier acto de censura, pero hay quee saber distinguirlos y aceptar, por ejemplo, que si en una ciudad está prohibido pintar en las paredes y viene un graffitero y es atrapado in fraganti, pues no le queda más que aceptar su culpa y no insinuar que es censura. O que si se coloca una obra en una valla publicitaria y la gente del municipio asume que la imagen es atentatoria, y la quitan de ese soporte, pues reclamo, exijo a nivel judicial mi beneficio, pero no puedo decir tan campante que es censura, porque las vallas son reguladas por un ente municipal y él decide qué va y qué no va; tiene la facultad… por ejemplo…

imagen tomada de fernan.com.es

Me puedo pasar todo el día dando razones y reflexionando sobre el tema, pero siempre desde la eprspectiva de que toda censura es un intento por maniatar a una colectividad. De ahí se supone que se debe partir, el resto es producto de un análisis. Por eso, cuando aparecen declaraciones como estas: «‘Qué pasa si yo hago también una exposición de arte contemporáneo, moderno -especuló Antón-. Voy a hacerlo, o talvez lo haga: voy a usar todos los destacamentos de la CTG; voy a buscar a un pintor de renombre y que haga un cuadro, de acuerdo con mi criterio, un burro con sus orejas grandotas, con un terno y que diga: Universidad tal, tal, tal, y tras barrotes, diciendo que está detenido. Entonces diré: ‘Es una sana crítica, porque yo en las cárceles he encontrado a varias personas que se han graduado en tal universidad’”. Pero luego se preguntó si es ético o no hacer eso», hechas por Ricardo Antón, el director ejecutivo de la Comisión de Tránsito, sonrío y me pongo a pensar que aquellas mentes que están dirigiendo nuestras instituciones no reconocen todavía que la principal manifestación de la moral del ser humano está en su expresión…

Y me cago de risa… por no llorar.

16 comentarios en “Esos pequeños actos de censura

  1. Varas, creo que la censura debe ser aplicable por los estados sólo para los periodistas, abogados, estudiantes y ese tipo de chanchos. Nunca para nosotros, los artistas.
    Saludos.

  2. Varas, creo que la censura debe ser aplicable por los estados sólo para los periodistas, abogados, estudiantes y ese tipo de chanchos. Nunca para nosotros, los artistas.
    Saludos.

  3. mmm, me disculpo por cualquier daño colateral que pudiera surgir de mi ácido y estúpido comentario, de seguro existen profesionales que han alcanzado algún grado de moral, en cualquier caso donde dice abogado, cámbielo por médico. Y me desdigo también de los saludos.
    Sin saludos para usted.

  4. mmm, me disculpo por cualquier daño colateral que pudiera surgir de mi ácido y estúpido comentario, de seguro existen profesionales que han alcanzado algún grado de moral, en cualquier caso donde dice abogado, cámbielo por médico. Y me desdigo también de los saludos.
    Sin saludos para usted.

  5. Hola

    Censura sólo la cometen los estados porque utilizan la fuerza y la coerción legal para ello, la idea misma de un Estado es en sí atentatoria de los derechos más básicos de las personas.

    Lo contrario es la potestad que tiene cada persona sobre su propiedad, entendida esta como su casa, su auto, sus efectos personales y para el caso su librería, su galería de arte, su museo, etc. Uno es libre de decidir que pone o publica dentro de su propiedad, tal potestad no es censura, es ejercicio de su legítimo derecho de decidir lo que se hace en su propiedad. No cuentan como propiedad los «espacios públicos» como museos estatales o edificios públicos, tales espacios han sido apropiados por el gobierno en forma ilegítima (comprados con dinero de impuestos: dinero ajeno)

    Lo que hace el gobierno, los municipios y otros organismos estatales es ilegítimo porque media la fuerza o la amenaza del uso de esta; el Estado -todo estado- es una maquinaria de extorsión y violencia, algo que a veces es más evidente en unos casos que en otros.

    Saludos

  6. Hola

    Censura sólo la cometen los estados porque utilizan la fuerza y la coerción legal para ello, la idea misma de un Estado es en sí atentatoria de los derechos más básicos de las personas.

    Lo contrario es la potestad que tiene cada persona sobre su propiedad, entendida esta como su casa, su auto, sus efectos personales y para el caso su librería, su galería de arte, su museo, etc. Uno es libre de decidir que pone o publica dentro de su propiedad, tal potestad no es censura, es ejercicio de su legítimo derecho de decidir lo que se hace en su propiedad. No cuentan como propiedad los «espacios públicos» como museos estatales o edificios públicos, tales espacios han sido apropiados por el gobierno en forma ilegítima (comprados con dinero de impuestos: dinero ajeno)

    Lo que hace el gobierno, los municipios y otros organismos estatales es ilegítimo porque media la fuerza o la amenaza del uso de esta; el Estado -todo estado- es una maquinaria de extorsión y violencia, algo que a veces es más evidente en unos casos que en otros.

    Saludos

  7. Fernando, cómo te va?
    Por lo pronto en el mismo blog está la dirección de mi correo, a un lado, cerca de mi blogroll…

    Saludos,

    Eduardo

  8. Fernando, cómo te va?
    Por lo pronto en el mismo blog está la dirección de mi correo, a un lado, cerca de mi blogroll…

    Saludos,

    Eduardo

  9. Cabro, sus palabras iluminan este pedazo de blog… Creo que la censura en realidad es un problema cuando se la reconoce como única medida de las cosas…

    El asunto pasa por la responsabilidad…

    Y yo sí lo saludo, con mucho agrado…

  10. Cabro, sus palabras iluminan este pedazo de blog… Creo que la censura en realidad es un problema cuando se la reconoce como única medida de las cosas…

    El asunto pasa por la responsabilidad…

    Y yo sí lo saludo, con mucho agrado…

  11. Danny, estamos a la vez de acuerdo y desacuerdo. Una colectividad es siempre un pedazo de vida que busca alivianar al individuo, porque los individuos son contrarios a normativas generales.

    Por eso creo que la censura es una herramienta exagerada para obviar la necesidad del individuo por ser él mismo.

    Pero tampoco creo que el Estado sea el enemigo de todo esto, no sé… Es extremo…

    No me da la gana de ser el Unabomber…

    Saludos

  12. Danny, estamos a la vez de acuerdo y desacuerdo. Una colectividad es siempre un pedazo de vida que busca alivianar al individuo, porque los individuos son contrarios a normativas generales.

    Por eso creo que la censura es una herramienta exagerada para obviar la necesidad del individuo por ser él mismo.

    Pero tampoco creo que el Estado sea el enemigo de todo esto, no sé… Es extremo…

    No me da la gana de ser el Unabomber…

    Saludos

  13. No sé Varas, prefiero que no nos saludemos, usted es demasiado confianzudo. La verdad es que no lo quiero en mi blog criticando mis bellos cuentos; pero en fin si nuestros hijoeputas padres españoles no hubiesen tomado riesgos, no estaríamos aquí.
    Saludos.

  14. No sé Varas, prefiero que no nos saludemos, usted es demasiado confianzudo. La verdad es que no lo quiero en mi blog criticando mis bellos cuentos; pero en fin si nuestros hijoeputas padres españoles no hubiesen tomado riesgos, no estaríamos aquí.
    Saludos.

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